LA QUININA Y LA REPÚBLICA DE INGLATERRA PARTE 2
A casi tres años del inicio de la pandemia por COVID-19, todos hemos aprendido muchas cosas relacionadas con contagio, higiene, estadística, vacunas y medicamentos nuevos. Aunque pareció una eternidad, las vacunas contra el nuevo coronavirus llegaron en tiempo récord, siendo la que más rápido se ha desarrollado y ha estado lista para su producción y aplicación masiva. En contraste, todavía no hay un medicamento específico para el tratamiento de esta enfermedad, pero ha habido varios intentos de reposicionar algunos fármacos ya conocidos, Es decir, se ha investigado si algunos medicamentos originalmente diseñados o descubiertos para otras enfermedades, pueden servir para la COVID-19. Uno de los primeros fue la cloroquina, un derivado sintético de una molécula fascinante para los químicos orgánicos, la quinina.
Alejandro Cordero Vargas: Químico Farmacobiólogo por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y Doctor en Ciencias por la Universidad de París. Actualmente labora como investigador titular en el Instituto de Química de la UNAM, en el área de química orgánica.